[The following article is copyrighted 2014 Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship and posted with permission.]
Basado en investigaciones realizadas por John A. Tvedtnes
Traducido por Estrella Lafont Díaz
El Libro de Mormón detalla la ejecución del caudillo de la banda de ladrones de Gadiantón con las siguientes palabras:
Y tomaron a Zemnaríah, su caudillo, y lo colgaron de un árbol, sí, de la copa del árbol hasta que murió. Y después de haberlo colgado, talaron el árbol y clamaron en alta voz, diciendo: El Señor conserve a los de su pueblo en rectitud y en santidad de corazón, para que se eche por tierra a todos los que procuren matarlos por medio del poder y de las secretas combinaciones, tal como se ha echado por tierra a este hombre (3 Nefi 4: 28-9).
Bajo la ley de Moisés, se solía practicar la lapidación como método de ejecución de los israelitas que eran hallados culpables de ciertos pecados. No obstante, también estaba previsto el ahorcamiento, según se lee en Deuteronomio 21: 22-3: “Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis de un árbol, no dejaréis que su cuerpo pase la noche en el árbol; sin falta lo enterrarás el mismo día”.1
La mayoría de los primeros rabíes interpretaron que esto significaba que los cuerpos de los malhechores habían de colgarse, tras ser lapidados, con el fin de servir de escarmiento para otros. Algunos sostenían que sólo había que colgar a los que eran culpables de blasfemia y de idolatría.2 Sin embargo, uno de los Rollos del Mar Muerto apoya el uso del ahorcamiento para ciertos crímenes, lo que nos puede ayudar a explicar por qué se ahorcó, pero no se lapidó, a Zemnaríah. El Rollo del Templo requiere la ejecución por ahorcamiento cuando se trata de un crimen de traición:
Si hubiera un espía que actúe contra su gente, traicionándola ante una nación extranjera, o que cause el mal a su pueblo, habréis de colgarle de un árbol hasta que muera … Si hubiera un hombre con un pecado que se deba castigar con la muerte y escapa entre las naciones y maldice a su pueblo/y/a los hijos de Israel, a éste también habréis de colgar de un árbol hasta que muera. Sus cadáveres no deben pasar la noche en el árbol; en lugar de esto, les enterraréis ese mismo día, porque malditos por Dios y el hombre son aquéllos que son colgados de un árbol; así no contaminarás la tierra que te doy por herencia.3
La banda de Gadiantón, acaudillada por Zemnaríah, estaba formada por “disidentes” que se habían vuelto contra los nefitas (Helamán 11: 24-6; 3 Nefi 1: 27-8). Giddiani, quien fue el predecesor de Zemnaríah como caudillo de la banda, admitió que los de su pueblo eran disidentes nefitas (3 Nefi 3: 9-11). También es de interés que Giddiani afirmó “con un juramento” que destruiría a los nefitas (3 Nefi 3: 8), maldiciendo de manera clara a su pueblo, tal como se menciona en el Rollo del Templo.
Durante la gran guerra con los lamanitas, los nefitas ejecutaron con regularidad a los disidentes que rehusaban defender a su país contra las invasiones enemigas (Alma 51: 15, 19-20; 62: 6-10). Posteriormente, los miembros de la banda de Gadiantón que no renunciaron a sus prácticas malvadas, para volver a unirse a los nefitas, fueron también ejecutados (3 Nefi 5: 4-5). No se nos informa de cómo se ejecutó a estos traidores, pero la historia de Zemnaríah, junto con la información que nos aporta el Rollo del Templo, nos sugiere que es posible que fueran ahorcados.4
NOTAS:
1. John W. Welch ha observado que la ley judía requería que el árbol en el que se colgaba a un criminal tenía que ser talado y enterrado con el cuerpo, así como que la forma de realizar la ejecución había de adecuar, por encima de todo, el castigo al tipo de delito. También ha demostrado la naturaleza execrativa de la ejecución de Zemnaríah. Véase “The Execution of Zemnarihah”, en Reexploring the Book of Mormon, ed. Welch, (1992), 250-2, y las fuentes que ahí se proporcionan.
2. Abraham Chill, The Mitzvot: The Commandments and Their Rationale (1974), 450-1, más las referencias que aporta.
3. Rollo del Templo (11Q19), col. 1xiv, líneas 6-13, en Florentino García Martínez, The Dead Sea Scrolls Translated (1996), 178.
4. Algunos se han preguntado si Nehor fue ahorcado, puesto que Alma 1: 15 menciona que él reconoció sus culpas “entre los cielos y la tierra”. Sin embargo, puede que esto haga referencia al hecho de que le habían llevado “a la cima del cerro de Mantí”. En cualquier caso, únicamente se nos dice que “padeció una muerte ignominiosa”.